miércoles, 24 de octubre de 2018

La biblioteca vacía. Situación 2

Situación 2

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Mentor. — ¿Cómo te está resultando la lectura de El esplendor de la escritura con estos renglones truncados, que se interrumpen antes de llegar al extremo de la línea?
Aprendiz. — Cierto que la lectura en pantalla no es lo mismo que en una página. Renglones muy extensos dificultan su seguimiento y hacen que con frecuencia “descarrile” la lectura; pero si son cortos la vista del lector abarca todas las palabras que contiene y evita este funambulismo lector por una línea demasiado larga.
M. — Además, crea un ritmo en el texto que no viene solo dado por los signos de puntuación y la disposición  de las palabras.
A. — Eso es, puede alcanzar más expresividad el texto por ese ritmo.
M. — ¿Y qué tal esta segunda parte que has leído de El esplendor de la escritura?
A. — Contiene muchas cuestiones sobre las que interrogarse.
M. — Desde luego. ¿Te has fijado cómo nos fue llegando la imagen y el uso de un computador? Una pantalla y un teclado… y unos cables conectados a una caja hermética, más o menos grande, que los entendidos llamaban CPU, unidad de procesamiento, donde ocurría toda esta maravilla tecnológica que no se alcanzaba a comprender. Lo curioso es que reunía en dos componentes el enfrentamiento entre la cultura escrita, con el teclado, como el de una máquina de escribir, y, con  la pantalla, la cultura audiovisual. Las dos partes reunidas en una nueva máquina.
A. — Sí, es muy expresiva esta reunión materializada en dos objetos que habían nacido en la máquina de escribir y en el televisor. ¿Cuál se impondría?
M.

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Nunca se pensó que este artefacto nuevo tuviera nada que ver con la escritura, no se veía papel, ni tinta, solo un teclado sin nada donde imprimir. En cambio había una pantalla electrónica como las del televisor entronizado ya en los hogares. Así que desde el primer momento de los ordenadores personales esta tecnología traía el refuerzo de la cultura audiovisual, que no congeniaba muy bien con la cultura hegemónica del libro.


En un principio resultaba tentador saber que la palabra escrita con ese teclado especial, pero igual que el de una máquina de escribir, adquiría unas propiedades distintas y prometedoras a las que tendría sobre un papel. ¿Cómo dejar de probar la escritura con este teclado, aunque fuera sobre un soporte hermético (un disquete, un disco duro) en el que no se veían aunque se aproximara a los ojos los efectos de la impresión de esas teclas. Por otro lado, sí, había una pantalla, pero el procesamiento de la imagen, es decir, que apareciera en pantalla y, más aún, en movimiento, no se podía conseguir en esos tiempos —que no son tan lejanos—. Por eso, el acercamiento inicial de muchos usuarios a los primeros computadores personales es para escribir con un procesador de textos.Resultado de imagen de situaciones libros
A. — Gracias, era una pregunta retórica para que tu argumentación reforzara más aún lo que había leído en El esplendor… sobre las expectativas que abría la computación respecto al beneficio que iba a traer a la cultura escrita y a la cultura audiovisual.
M. — Pues ahora quiero yo hacerte una pregunta.
A. — ¡Ojalá que la sepa contestar!
M. — Habrás leído bajo un pequeño pliegue de este hipertexto el poema de Blas de Otero, titulado Siemprevivos. Pues bien, dime por qué crees que es oportuna su lectura en el contexto en que se sugiere de El esplendor de la escritura?
A. — Difícil, pero voy a intentar argumentar mi respuesta.Imagen relacionada


En nuestra cultura escrita se ha sublimado el soporte principal de la escritura, el humilde papel. A pesar de su fragilidad y de su vulnerabilidad ante la humedad, los roedores, el fuego… Lo ha ennoblecido el hecho de acoger y proteger la palabra, de darle la durabilidad, aunque azarosa, que no le proporciona el aire a la palabra hablada, y de transportar la palabra a distancias y a tanta gente que tampoco el aire lo haría. En cambio, se ve el soporte digital, la Red, como un soporte amenazado por algo más corrosivo que la humedad o los parásitos: la obsolescencia. En ese contexto de contraste entre el humilde papel y la imponente tecnología digital se le ha dado cabida en este hipertexto que estamos leyendo al poema de Blas de Otero. ¿No es así?


El poema es un reconocimiento, muy a pesar del autor, del final que en un tiempo no muy lejano tendrá el papel como soporte de la escritura. Se ha mantenido siglos por no tener otro competidor, pero en la actualidad el soporte digital proporciona a la palabra una durabilidad a la que el papel no puede aspirar. Porque la principal fortaleza del soporte digital es su resistencia y su capacidad de preservación una vez que algo se registra en él.Resultado de imagen de situaciones biblioteca
M. — Bien. ¿Y ahora hablamos, si te parece, de lo que has escuchado en estos días?
A. — Cuestiones que me han hecho pensar.
M. — ¿Cómo cuál, por ejemplo?
A. — Pues, por ejemplo, sobre la capacidad que el mundo digital nos da a todas las personas de comunicarnos más allá del círculo próximo y cotidiano en el que nos movemos con nuestra palabra hablada.


Se entra así en una contradicción, pues todos los humanos dotados de esta capacidad, maravillosa, ciertamente, de expresarnos más allá de nuestro lugar físico en el que estemos instalados, y entrar en el espacio sin límites de lo que llamamos redes sociales, hace que esta capacidad no se pueda, sin embargo, desplegar. No podemos hablar todos a la vez. Bueno, sí, podemos hablar todos a la vez, cuando nos apetezca, pero el resultado ya lo vemos: el guirigay de las redes sociales; el ruido y la confusión, que hacen que la comunicación sea mínima respecto a las expectativas que la posibilidad tecnológica había despertado.


Lo importante de recibir la gente de a pie el beneficio de la palabra es que produce una reorganización en la comunicación social de consecuencias incalculables hoy. No es que vayamos a ser todos escritores, no es que vayamos todos a disputarnos la tribuna, sino que la comunicación circulará por pequeños corrillos porosos y formados por personas que, sin coincidir en un lugar, están, sin embargo, conectadas. Y esto puede dar una gran diversidad, una riqueza de movimientos de todo tipo que emergen desde lo pequeño.Resultado de imagen de situaciones comunicación

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